Los agricultores españoles han ido abandonado el cultivo de legumbres en las últimas décadas. Una tendencia que contradice los resultados del informe de la Asociación de Legumbristas de España, que muestra un leve repunte con la introducción de la nueva PAC. “Las razones que aportan a este problema es la falta de maquinaria adecuada, la falta de ayudas específicas y la incertidumbre sobre los rendimientos”, señala José Manuel Álvarez, secretario general de la Asociación de Legumbristas de España. Además, destaca la falta de formación y la dificultad que hay en la venta del producto.
El año 2023 ha continuado con la tendencia a reducir el consumo de legumbres. Según el Informe de consumo nacional de la Asociación de Legumbristas recoge que a pesar de que este producto sea uno de los grandes olvidados, ha demostrado ser imprescindible en la dieta española. Asimismo, refleja cómo los hogares españoles cierran este año con una bajada de un 1,2% en el volumen de compra, pero con una variación del 6% de la facturación con respecto al año anterior: los hogares adquieren menos volumen de este producto, pero pagan más por ello.
El informe recoge que los mayores de 50 años son los verdaderos campeones del consumo de legumbres. Las personas entre 50 y 64 años consumen unos respetables 3,60 kilos al año. Además, el informe atestigua que cuanto más mayores son las personas, mayor es su educación y cantidad en el consumo de legumbres. Además, los más jóvenes han iniciado una tendencia a consumo de legumbres cocidas en vez de secas, un “cambio cultural en la forma de alimentarnos”, apunta José Manuel Álvarez.
Dentro de la geografía española, Cataluña destaca con un 19,2% del consumo de legumbres del país, superando su peso poblacional del 16,2%. Pero no están solos; Aragón, Islas Baleares, Castilla-La Mancha y el País Vasco también muestran un entusiasmo por las legumbres.
CONSUMO DE LEGUMBRES
El consumo per cápita de legumbres por parte de los residentes españoles alcanza los 3,26 kilogramos por persona, según señala el informe. Esta cantidad se reduce un 2,3% si lo comparamos con el consumo realizado un año antes, equivalente a dejar de consumir en torno a 0,08 kilogramos por persona y año. Una realidad opuesta en los tipos de legumbres en el consumo de legumbres cocidas, que cierran el año en 1,85 kilogramos por persona.
Por otro lado, el garbanzo representa el 43,2% de los kilos de legumbres, y su proporción en valor del 40,3%. El cierre del 2023 refleja que gana presencia en los hogares y consigue crecer tanto en volumen (1,8 %) como en valor (7,1%).
La lenteja es el segundo tipo de legumbre por orden de importancia dentro del hogar, representando el 28,2% en volumen y el 29,4% en valor, seguido muy de cerca por las alubias, que mantienen una proporción del 28,0% en volumen y 29,2% en valor. La evolución para la lenteja es creciente en valor y decreciente en volumen, al igual que en el caso de alubia, que consigue perder presencia en el hogar con un retroceso del 1,2% del volumen y crece en valor consiguiendo un 4,6% más de facturación.
Aun así, la tendencia es a la baja y el consumo comenzó a repuntar en 2016. Aunque el informe manifiesta un estancamiento. Se debe a la “introducción de nuevas variedades, que hacen que cambie y baje el consumo tradicional”, señala el secretario de la ALE.
PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
La producción ha aumentado con respecto al año anterior de 70.650.000 kilos a 79.230.000 kilos, mientras la importación ha aumentado también de 130.527.665 kg a 166.715.780 kg. Es decir, la diferencia entre la producción y la importación es que, a pesar de producir más, tenemos que importar más y no producimos lo suficiente para autoabastecernos.
José Manuel Álvarez, secretario general de la Asociación de Legumbristas de España apunta que “las legumbres tienen alta demanda y que, como envasador, contamos con un consumo garantizado en España. El problema que radica aquí es no producimos mucho, necesitamos importar de terceros países”.
Las razones que aporta el estudio es la falta de maquinaria adecuada, la falta de ayudas específicas y la incertidumbre sobre los rendimientos. Además, destaca la falta de formación, la dificultad que hay en la venta del producto obtenido y el control malas hierbas.
José Manuel Álvarez manifiesta que “los agricultores no han incorporado y aumentado su cultivo de legumbres porque ellos hayan querido, sino porque por parte de la Unión Europea han facilitado que esto pase por medio de los cultivos rotativos”.
Asimismo, Álvarez apunta que “no tenemos la capacidad de asumir la producción por diferentes causas, cuando no faltan semillas es que no tenemos la capacidad o espacio para poder plantar legumbres”. Lo que se traduce en importaciones de terceros. Unas 150.000 toneladas, aproximadamente son importadas de países como Estados Unidos, Canadá, México y Argentina.
La superficie de cultivo española de legumbres ronda las 100.000 hectáreas, de las cuales algo menos de 15.000 hectáreas se encuentran en zonas de calidad protegida.
Álvarez cree que una de las soluciones es destinar mayor inversión y mayor investigación. “Sé que en Castilla y León tienen un plan de investigación muy bueno, que destinan y dedican tiempo a ello, pero se trata de investigaciones muy dispersas. No concretan en algo. Además, cuentan con poca financiación”, apunta.