Madrid, 6 de febrero de 2025. Las legumbres parecen vivir un momento dulce en España, con un consumo al alza y un notable incremento de la producción en la última campaña. Sin embargo, son muchas las cuestiones que el sector tiene pendientes para que estos alimentos ocupen el lugar que les corresponde en la despensa de los españoles, y también en la economía del medio rural.
El presidente de la Asociación de Legumbristas de España (ALE), Antonio Caballero, destaca que el 10 de febrero se celebra el Día Mundial de las Legumbres, una ocasión para recordar los beneficios de estos productos para la salud de las personas y para el medio ambiente.
“Lo deseable para todos sería que se incrementara el consumo de un alimento saludable, que forma parte desde siempre de la dieta mediterránea y que recomiendan médicos y nutricionistas, además de muchos cocineros que hoy son un referente en nuestro país”, subraya.
Y es que las legumbres son ricas en fibra vegetal, en vitaminas y en minerales, y sobre todo son fuente de proteína vegetal, lo que las sitúa en primera línea para la elaboración de platos destinados al público vegetariano o vegano.
También se trata de una ‘materia prima’ asequible para todos los bolsillos y de fácil preparación. Gracias a ello, conecta la cocina tradicional, “la de nuestros abuelos”, con los gustos y necesidades del público más joven.
Así lo reflejan las cifras de consumo. En 2024 la legumbre seca, sin ningún tipo de preparación, aumentó sus ventas un 0,59% según los datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), mientras que la cocida, que se comercializa en envases de vidrio, lo hizo en un 3,12%.
“Esos datos demuestran que las ventas siguen subiendo mientras se adaptan al perfil de las nuevas familias y los nuevos hábitos de consumo”, recalca el presidente de la asociación, que también destaca el buen comportamiento de la legumbre dentro de la denominada ‘quinta gama’, la de aquellos platos que se comercializan listos para comer.
Por eso Antonio Caballero demanda la colaboración de las administraciones para la realización de campañas divulgativas que animen a consumir estos alimentos, “que son buenos para las personas”.
También echa de menos un “papel activo” que se traduzca en el apoyo a la investigación de variedades más productivas y que se adapten mejor a un contexto de cambio climático, con temperaturas más elevadas y precipitaciones escasas. “Hay ensayos muy interesantes de algunas comunidades autónomas, pero sería necesaria la implicación de grandes compañías que desarrollen el fruto de esa investigación”, destaca.
El año pasado la producción de legumbres aumentó cerca del 61%, hasta las 127.400 toneladas. La mayor producción le correspondió al garbanzo, con 81.000 toneladas, aunque el mayor crecimiento lo experimentó la lenteja, con un 102,21% más, hasta las 27.500 toneladas.
Son unas cifras que también tienen su reflejo en la balanza exterior. En 2024 las exportaciones españolas de legumbre crecieron el 105% en volumen y el 90% en valor. Las importaciones, por su parte, se vieron reducidas en un 10,67%.
Desde ALE se subraya que los datos del año pasado no pueden ocultar que se trata de cultivos de producción muy irregular, al depender en gran medida de cómo se comporte el clima.
“La superficie dedicada en España a lenteja, garbanzo o alubia no aumenta lo suficiente y muchos años no somos capaces de producir ni la mitad de lo que consumimos; por eso seguimos demandando políticas encaminadas a fomentar unos cultivos de gran interés, tanto para la alimentación de los ciudadanos como para la salud de nuestros suelos”, remacha por su parte José Manuel Álvarez, gerente de ALE.

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José Manuel Álvarez, gerente de ALE
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