Un cultivo sostenible

Las leguminosas generan importantes beneficios al terreno en el que se cultivan, jugando un papel muy importante en la sostenibilidad.

Una característica muy destacada de las legumbres es su capacidad de fijar el nitrógeno biológicamente. Estas plantas, en simbiosis con ciertos tipos de bacterias (por ej. Rhizobium, Bradyrhizobium), son capaces de transformar el nitrógeno atmosférico en compuestos de nitrógeno que son utilizados por las plantas en crecimiento, mejorando la fertilidad del suelo. La FAO estima que las leguminosas pueden fijar entre 72 y 350 kg de nitrógeno por hectárea y año.

Además, algunas especies de legumbres son capaces de liberar fósforo en el suelo, que también juega un papel importante en la nutrición de las plantas.

legumbres planta

Estas dos propiedades son especialmente importantes para la sostenibilidad, ya que permiten reducir sustancialmente el uso de fertilizantes químicos.

legumbre rama

Las legumbres forman parte de los cultivos de rotación destinados a mantener la fertilidad del suelo y, por tanto, a mejorar su calidad, ya que su cultivo contribuye a aumentar la materia orgánica, la biomasa y la actividad microbiana (por ej. bacterias, hongos) en el suelo. También mejoran la estructura del terreno y la capacidad de retención de agua, ayudando a la vez a reducir la erosión eólica e hídrica. Todos estos factores ayudan a mejorar el rendimiento del terreno y contener la amenaza para la seguridad alimentaria que supone la degradación del suelo.

Finalmente, las legumbres tienen una huella reducida de desperdicio alimentario, se desperdicia una parte muy pequeña de los cultivos, lo que las convierte en una fuente ecológica de nutrientes.