Las lentejas como amuleto navideño

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Cada año, a pesar de las grandes diferencias culturales de cada país, todos nos reunimos y celebramos el fin de un año y el comienzo de uno mejor. En España es costumbre comernos las doce uvas, en Japón fideos….

Hay una tradición europea que nos interesa especialmente por el uso de legumbres. En Italia es tradición comerse un plato de lentejas el día de Noche Vieja, pero poca gente conoce su origen.

Las legumbres se remontan a tiempos muy lejanos, llegando a localizarse en pasajes de la Biblia en los que se menciona el uso de estas. En Génesis 25:34 está escrito: «Entonces Jacob dio a Esaú pan y sopa de lentejas. Comió y bebió; luego se levantó y se fue. Fue así como Esaú despreció la primogenitura».  Y así la expresión, “venderse por un puñado de lentejas” surgió.

¿Cómo podemos relacionar un pasaje bíblico con una tradición moderna?

La incorporación de las legumbres en las festividades navideñas tiene su origen en el Imperio Romano, las llamadas fiestas Saturnales, que darían lugar a nuestra querida Navidad. En estas fiestas se tenía como costumbre el cambio de rol entre la nobleza y los esclavos, los cuales gozaban con una gran permisividad en estas fechas. La carne era sinónimo de riqueza entre la clase noble, considerando las lentejas «la carne de los pobres». Con el tiempo y la costumbre, las lentejas empezaron a ser consideradas como un símbolo de prosperidad. Fue así como nació la «Scarsella». Este elemento consistía en una bolsa de cuero, rellena de lentejas, normalmente atada al cinturón, con el deseo de que se convirtieran en monedas gracias a la magia del año nuevo, trayendo así éxito y riqueza para el siguiente año. El hecho de llevar un saco con lentejas acabó convirtiéndose en un amuleto. Además supuso que la incorporación de la carne a las lentejas sirviese como ejemplo de una mayor igualdad entre la clase baja y alta.

Durante la Edad Media, las lentejas pasaron a ser cocinadas y servidas con “cotechino” o “zampone”, dos tipos de carne de cerdo que actualmente se siguen incluyendo en el plato tradicional navideño.  Este plato se solía comer  durante el medio día, pero al ir asociando las lentejas como un símbolo de fortuna, se decidió incorporar este alimento como plato principal en la cena de Año Nuevo. Debido a la creencia de que si era lo último y primero que se ingería en el tránsito de un año a otro, esto brindaría suerte y abundancia para los siguientes meses.

Italia no fue el único país en el que esta tradición se propagó y evolucionó con los años. Países de Europa como Francia o Hungría también incluyen una sopa de lentejas como última cena de año. Esta costumbre se extiende también a países latinoamericanos, que gracias a la gran emigración italiana hacia el continente hizo que se sumaran a esta curiosa tradición.

No solo eran las lentejas un importante ingrediente en la dieta mediterránea, si no que sus dotes «mágicas» y forma circular, le ganaron un puesto en la mesa de miles de hogares cada 31 de diciembre.

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