Debido a que las legumbres poseen un alto contenido de fibra, y a que realizan una destacada aportación de proteínas, muchas personas tienen la idea errónea de que no son una buena opción para su dieta de control de peso. No hay culpa en eso, pues la sencilla ley de los excesos nos dice que tener demasiado de algo, nunca es bueno. Pero la verdad es que a toda regla hay excepciones y las legumbres no son el villano en esta historia.
¿Fibra o carbohidratos?
Hay personas que piensan en legumbres (frijoles, porotos o judías de todos los colores, lentejas, soya, garbanzos, guisantes etc.) e imaginan que al consumirlas están ingiriendo cantidades industriales de carbohidratos que tienen el potencial de añadir kilos de peso a su silueta. Y es que, como los carbohidratos se conforman de azúcares, las personas no sólo les temen con razón por el aumento de peso, sino también, porque elevan la concentración de azúcar en sangre. Pero vayamos por partes.
Las legumbres son en efecto ricas en fibra, que sí, es un tipo de carbohidrato pero no del mismo tipo que el azúcar simple y el almidón. De acuerdo con el European Food Information Council (EUFIC), la fibra es un tipo de carbohidrato complejo que pasa por el intestino sin ser digerido. Esta tiene el menor contenido energético entre los carbohidratos pero además, como no se digiere, no aporta calorías en forma de azúcar. Lo que la fibra sí hace es “barrer” los residuos del intestino y conservar el estómago satisfecho después de las comidas.
Legumbres y dieta. Porque vale la pena
Las legumbres aportan proteína de calidad excepcional, además de grandes cantidades de fibra y prácticamente, un porcentaje nulo de grasa. No harán que tu peso aumente ni tampoco que tu glucosa se dispare, así que, es perfectamente saludable decir legumbres y dieta en la misma frase. No tienes que comerlas hasta cansarte porque basta con que las integres y que vayas eliminando las comidas vacías que sólo aportan grasas saturadas y azúcar ¿Te apuntas a probar?