Legumbres y postres: El arte de unir dos palabras dispares y convertirlas en delicia

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Admitir que resulta complicado pensar en legumbres y postres al mismo tiempo es cosa de humanos. Como las legumbres son tan propias para incorporarlas en ensaladas y platos fuertes y como sus texturas y sabores se realzan tanto con una pizca de sal y especias, no es sencillo pues, pensar en pasarlas al lado dulce del camino. Pero en Asia, cuna de los cocineros osados entre los osados, las cosas son distintas. Así, gracias a la influencia culinaria venida específicamente de Japón, ahora las lentejas y judías son protagonistas en las mesas españolas acompañadas de exóticos helados o en forma de natilla.

cc

Legumbres y postres: Una idea revolucionaria

Juan Bautista, chef en Rocío Tapas en Málaga y fiel seguidor de la filosofía artístico-culinaria del gran Masao Kikuchi (que en su momento introdujera el sushi a los clásicos bares de tapas), ha retomado la receta de un dulce tradicional japonés cuya base son las judías para crear opciones capaces de darle una nueva cara los postres en Europa.

Bautista ha rescatado la vieja tradición nipona de preparar una pasta de judías cocidas en azúcar (la cual se adiciona con un alga que le imprime una textura de gelatina suave) y se ha animado a servirla con un helado especial a base de té de Matcha y chocolate en roca. De entrada, los comensales españoles se han sentido incrédulos, pero enseguida, han quedado enamorados.

Otra con helado

Otro chef que está promoviendo la propuesta asiática de unir legumbres y postres es Fernando Limón que, inspirado en el arroz, que se prepara tanto como guarnición salada lo mismo que como postre con leche, ha ideado una nueva forma de degustar las lentejas sirviéndolas dulces acompañadas de un exquisito helado de cítricos y un toque de pimienta.

Fernando Limón asegura que lo mismo que se hace con el arroz “se puede hacer con las lentejas” y explica que las claves para preparar algo delicioso es perder el miedo a romper los moldes gastronómicos y tomar el buen ejemplo de los cocineros nipones que, en pos de mimar el paladar, se atreven prácticamente a todo.

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