Cantabria ha afianzado su posición de líder absoluto, situando su consumo en los 5,3 kilos por persona al año, incrementándolo un 10% desde la pandemia y muy por encima del promedio. Cataluña por su parte, mantiene cierta estabilidad con un total de 4,22 kg/p.c.
Con una media nacional de 3,35 kilos por persona y año, aparte de las mencionadas, se situaron en la parte alta de la escala, Baleares, Navarra, País Vasco, Murcia y Asturias. En el lado negativo de la balanza se colocó, muy lejos de los demás, Canarias, que con apenas 2,44 kg/p.c, no alcanza ni la mitad de los consumido por los cántabros.
La variedad de legumbre favorita de los españoles sigue siendo, con diferencia, el garbanzo -casi 1,5kg/p.c-, mientras que las alubias y lentejas mantienen su duelo particular, ligeramente favorable a las segundas con 0,95 y 0,97 kilos por persona y año.
En cuanto a formatos de presentación, las legumbres cocidas continúan ganando adeptos respecto a las secas tradicionales, con un incremento anual cercano al 10%, posicionándose con fuerza como la elección favorita entre los consumidores.
A pesar de ciertos aspectos positivos, el consumo de legumbres sigue experimentando una gran diferencia negativa en relación a las indicaciones de los nutricionistas situándonos lejos de las tres raciones por semana recomendadas.
Precisamente, desde este punto de vista nutricional, la importancia de aumentar la presencia de las legumbres en nuestra dieta, tendencia apreciable a nivel mundial, radica en su alto contenido en proteínas de carácter vegetal, hidratos de carbono, fibra, minerales y vitaminas.
Además de su riqueza como alimento, las legumbres contribuyen a la fijación del nitrógeno y a la mitigación y adaptación al cambio climático, lo que, según la FAO, reafirma su contribución a la agricultura sostenible y al logro de la Agenda 2030.