El creciente apetito por carne de origen vegetal en China: ¿qué está impulsando el cambio y qué depara el futuro? (II)

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Aunque en el pasado China ha sido criticada por su falta de acción en torno al cambio climático, la tendencia ha cambiado en los últimos años. En 2016, el Ministerio de Salud publicó nuevas pautas dietéticas que recomendaban una reducción del 50 % en el consumo de carne como parte del compromiso de reducir las emisiones de carbono. En 2020, en un movimiento sin precedentes, el presidente de China, Xi Jinping, dijo a la Asamblea General de las Naciones Unidas que el país se había comprometido a alcanzar un máximo de emisiones para 2030 y lograr la «neutralidad de carbono» antes de 2060.

El año pasado, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales publicó su 14º Plan Quinquenal que describe la estrategia nacional para establecer un mejor sistema alimentario. Por primera vez, este plan incluye alternativas de carne tanto de origen vegetal como cultivado. Josh Tetrick, director ejecutivo de Just Eat, ha calificado esta iniciativa como el ‘modelo para el futuro de la carne’ y como una de las acciones políticas más importantes en la historia de las proteínas alternativas, en términos de su capacidad para impulsar tanto la inversión como la aceptación del consumidor.

Y China no está presionando para que se adopten más dietas alternativas únicamente por el bien del planeta. La seguridad alimentaria se ha convertido en los últimos años en un problema serio en el país: alimentar a 1.400 millones de personas, al parecer, no es poca cosa. Recientemente, el Ministerio de Agricultura de China admitió que el país se enfrenta a la peor cosecha de su historia debido a inundaciones récord y otros eventos climáticos destructivos. Según la investigación, China también se está preparando para un déficit de carne de más de 53 millones de toneladas entre 2021 y 2030 y, en las últimas décadas, se ha vuelto cada vez más dependiente de las importaciones para alimentar a su población. En 2020, respondiendo al problema de la inseguridad alimentaria, el presidente Xi Jinping lanzó una ‘campaña de plato limpio’ e indicó que China necesitaba ‘mantener una sensación de crisis sobre la seguridad alimentaria’.

Cambia China, cambia el mundo

Si el mundo quiere ganar la lucha contra el cambio climático, China necesita cambiar sus hábitos alimenticios. El país más poblado del mundo es, naturalmente, también el mayor consumidor de carne y huevos.

En caso de que China, cuya producción agrícola es responsable del 13% de las emisiones globales de GEI, reemplazara incluso una pequeña fracción de su consumo de carne y huevos con alternativas, el efecto en el mundo sería transformador. Si, por ejemplo, la industria ganadera del país se redujera a la mitad, de acuerdo con sus pautas de 2016, los cambios darían como resultado una reducción de mil millones de toneladas métricas de emisiones de CO2.

Dado que los volúmenes de exportación de legumbres procesadas y soja aún son altos, la evolución de la industria de proteínas de origen vegetal del país, aunque prometedora, aún se encuentra en sus primeras etapas. Si bien en los últimos años ha habido cierta predisposición respecto a la aceptación de la alimentación basada en plantas dentro del país, de cara al futuro, los consumidores chinos parecen estar más dispuestos a adoptar carne cultivada en lugar de alternativas basadas en plantas. Un informe de 2022 de Lever China y del medio de comunicación chino FoodPlus encontró que el 90 % de los encuestados comería carne cultivada y el 30 % la consumiría regularmente como fuente principal de proteínas si pudiera lograr la misma textura, sabor y apariencia.

Existen varias barreras potenciales a la hora de tratar de generalizar la adopción de alternativas de origen vegetal. El precio actual de las opciones más recientes es un ejemplo. Hoy, las empresas que crean sucedáneos de carne pertenecen a pequeñas industrias. Sin embargo, a medida que la producción de estas alternativas basadas en plantas aumente, sus productos serán más asequibles. Según las proyecciones realizadas por GFI, se espera que la carne de origen vegetal alcance la paridad con la carne animal convencional para 2023.

Otro factor a considerar es la necesidad de convencer a una población que cree firmemente en el valor nutricional de la carne de que se puede obtener el mismo perfil nutricional y sabor a través de alternativas. Una encuesta de Good Food Academy, por ejemplo, estableció muchos chinos perciben la carne de vaca y ternera como una ‘opción de comida saludable’, incluyendo a una parte significativa que considera ese tipo de carne necesario para una buena nutrición.

Al mismo tiempo, las actitudes están cambiando e investigaciones recientes muestran un aumento en el consumo de frutas y verdura. Además, un informe de GFI puso de relieve que el 86,7 % de las personas encuestadas comen productos de origen vegetal, a pesar de que más del 90 % no se identifica con el apodo vegano.

La transición a la alimentación basada en plantas en China está realmente en camino. Si bien la evolución puede ser compleja, es indiscutible que el cambio está en el horizonte en lo que respecta a los hábitos alimentarios, las actitudes y la política ambiental del país. Y eso, en un país que representa casi una quinta parte de la población mundial, solo puede resultar positivo.

Madaline Dunn – Reportera

Pulse Pod (globalpulses.com)

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