Las legumbres (lentejas, garbanzos, alubias, etc.) son mucho más que un alimento básico y nutritivo. En la lucha global contra el cambio climático, estas semillas han emergido como un poderoso aliado gracias a sus beneficios únicos para la agricultura y el medio ambiente. Incluirlas en nuestra dieta y promover su cultivo es una de las maneras más directas y deliciosas de contribuir a la salud del planeta.
Mejora del suelo
El impacto ambiental más significativo de las legumbres reside en su capacidad para mejorar la fertilidad del suelo de forma natural, reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos, cuya producción y uso son grandes emisores de gases de efecto invernadero.
- Fijación de nitrógeno. Las legumbres establecen una simbiosis con bacterias llamadas Rhizobium en sus raíces. Estas bacterias capturan el nitrógeno de la atmósfera y lo «fijan» en el suelo en una forma que las plantas pueden utilizar. Esto significa que los cultivos de legumbres no requieren fertilizantes nitrogenados sintéticos.
- Aumento de carbono en el suelo. Los residuos de los cultivos de legumbres son ricos en nitrógeno y materia orgánica, lo que enriquece el suelo. Además, ayudan a aumentar la capacidad de los suelos para almacenar carbono, un proceso vital para descarbonizar la atmósfera.
Eficiencia hídrica
En un mundo afectado por sequías más frecuentes y escasez de agua, la baja huella hídrica de las legumbres es una ventaja crucial.
- Bajo consumo de agua. En comparación con otros cultivos (especialmente los cereales o la producción de carne), las legumbres requieren una cantidad considerablemente menor de agua para crecer.
- Resistencia a la sequía. Muchas variedades de legumbres están naturalmente adaptadas a condiciones de secano y son más resilientes a las sequías y a las altas temperaturas, lo que las hace una opción más segura en el contexto del clima cambiante.
Huella de carbono mínimo
Si miramos la cadena alimentaria completa, la elección de las legumbres como fuente de proteína tiene un claro beneficio.
- Proteína con baja huella. Las legumbres son una fuente de proteína vegetal de alta calidad, lo que permite sustituir parcial o totalmente a las proteínas animales, cuya producción genera muchas más emisiones de GEI (particularmente metano).
- Menos metano. Un mayor consumo de legumbres, al reducir la demanda de carne y lácteos, contribuye indirectamente a reducir las emisiones de metano asociadas a la ganadería.
Incluir más legumbres en nuestros platos no solo es beneficioso para nuestra salud, sino que también es una acción climática tangible que apoya sistemas agroalimentarios más sostenibles, resilientes y eficientes.


